(11773 visitas) 15-06-2015 Ángeles Caballero | MiPsicólogoOnLine.es
A menudo, una de las mayores preocupaciones de algunos de los pacientes con los que he trabajado, y la pregunta recurrente que se le viene a la cabeza, ha sido.. “Dios mío, ¿me estaré volviendo loco?”.
Temor ante la situación psicológica y emocional que están viviendo donde uno/a no parece dueño de sus actos, temor a expresar lo que sienten y sintetizarlo en la pregunta de si se estará volviendo loco, y por supuesto; miedo a la respuesta del profesional.
... ¿Pero qué es la locura?. ¿Qué entiende la psiquiatría?. ¿Es un término actual, o por el contrario en desuso?. Y el común de los mortales, qué entendemos y a qué asociamos dicho termino?
El enfoque psiquiátrico, ha patologizado en exceso los problemas de desajustes emocionales a los que en ocasiones, todo el mundo nos hemos enfrentados alguna vez y esto ha hecho que huyamos de la necesidad de pedir ayuda.
Lo que tradicionalmente, ha sido denominado locura, no es más que una respuesta desajustada a situaciones que nos han generado altos niveles de estrés y que en función de mi propia estructura de personalidad, mis mecanismos de defensa, mi contexto, mis aprendizajes en la vida e incluso mis expectativas, han hecho que desarrolle determinados síntomas que han condicionado significativamente mi relación con el mundo, con el otro y conmigo mismo.
La solución, lejos del modelo psiquiátrico, pasa por un reaprendizaje para abordar dichas situaciones. No medicar, al menos dejar de hacerlo progresivamente a medida que la persona va adquiriendo determinadas herramientas de ajuste a medida que progresivamente va teniendo mayor dominio de las situaciones que inicialmente le ha generado estrés, se convierte en una solución ajustada al problema.
La terapia, pues, es un canal de crecimiento. Invita a un abordaje consciente. Lo que se aprende e interioriza, no se olvida.
Por tanto, lo que se trabaje desde aquí, permanece. La terapia, no puede asegurar que en la vida, no se repitan acontecimientos dolorosos y sumamente estresantes, lo que te ayuda la terapia, es en la transformación de la percepción que tenemos sobre los hechos, aporta mecanismos para hacerle frente, nos empodera y nos hace sentir que somos capaces de abordar el problemas. Nos hace sentir satisfechos si logramos superarlos y una vez esto se ha logrado, ante la próxima situación dolorosa, puede que dude de mi capacidad, tendré miedo a abordar de nuevo una situación difícil, al fin y al cabo, a nadie nos gusta; pero os puedo asegurar, que la fuerza vuelve a salir de dentro. Uno/a ya no está en el mismo punto, no nos movemos en círculos, sino en espirales. Nuca se está en el mismo punto que al principio o la primera vez.
Dejar el miedo a un lado, meditar y reflexionar sobre lo que ya logramos en una ocasión, nos da la fuerza para saber que de nuevo, voy a lograrlo. Sólo tengo que volver a poner a mi disposición lo aprendido. Esto no es un retroceso, esto se llama, retomar mi fuerza y seguir creciendo.
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22-04-2015 Ángeles Caballero | MiPsicólogoOnLine.es
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