"Puedo llorar porque te has ido
O puedo sonreír porque has vivido;
Puedo cerrar los ojos y rezar para que vuelvas
O puedo abrirlos y ver todo lo que has dejado...
Mi corazón puede estar vacio
Porque no te puedo ver...
O estar lleno del amor que ambos compartimos...
Puedo llorar, cerrar mi mente,
Sentir el vacio o puedo hacer lo que a ti te gustaría:
Sonreír, abrir los ojos, amarte y seguir"
Anónimo
"Nuestros miedos no detienen a la muerte, sino al Amor y a la Vida"
John de la Fountaine
Iniciar la Vida con el nacimiento es iniciar un proceso orientado a crecer y vivir acontecimientos siempre de espaldas a una de las experiencias más significativas y por la que inevitablemente, tendremos que pasar todos los seres vivos. La Muerte.
La Muerte nos traslada a la finitud de las cosas y normalmente nos vincula al sufrimiento por la pérdida de los seres queridos o de nosotros mismos.
En nuestra cultura y a pesar de ser una experiencia por la que con seguridad pasaremos todos y todas, no se nos educa para recibirla con aceptación y llevar a cabo una buena gestión del sufrimiento que nos provoca.
El vivir de espaldas a esta realidad y en sí la negación con la que somos educados, nos convierte en extremo vulnerables a estos procesos de la vida.
Algunos sabios, llaman a la Muerte, “La Gran Maestra”, la conciencia de finitud de aquello que valoramos, nos hace sentir la necesidad urgente de disfrutarlo, y en ocasiones; la conciencia de muerte nos hace sentir con responsabilidad la Vida, y ese es el camino que nos vincula con la plenitud y la felicidad. Por tanto, en ocasiones, la conciencia de muerte, lejos de convertirse en una losa que aplasta y engulle al Ser Humano, puede convertirse en la maravillosa excusa que nos haga disfrutar de los seres queridos y de todo aquello cuanto amamos.
Desde el Centro de Atención Integral a la Familia “Onoba Aestuaria”, queremos extender este proceso de consciencia.
Queremos acompañar a aquellas personas en procesos de duelos por pérdidas significativas en su vida, bien desde las modalidades de información, Orientación y/o acompañamiento terapéutico, para facilitar la conexión con la aceptación de las circunstancias y a la vez con un agradecido recuerdo del Ser querido. Elaborar un duelo, ni mucho menos significa olvidar, elaborar un duelo, significa, aprender a vivir sin el Ser querido, al menos materialmente.
También desde el Centro de Atención Integral a la Familia “Onoba Aestuaria”, queremos embarcarnos en un programa novedoso y lleno de Amor. El acompañamiento en el tránsito a la Muerte de aquellas personas que estén llegando al final de sus días.
Amortiguar su dolor, así como el de sus familiares y ayudarlo a marchar de forma serena y sosegada, nos permitirá abordar la muerte desde el Amor y no desde el Miedo. Parece fácil sin duda, pero ya hemos explicado que el Ser Humano vive de espaldas a esta realidad y que en ocasiones, movidos por principios egoístas, cuando prolongamos artificialmente la vida, por miedo a la pérdida, cuando hacemos eso; en vez de prolongar la vida, estamos prolongando la muerte, y con ella el sufrimiento asociado al desapego.
¿No es acaso más bonito celebrar la despedida con momentos alegres, prepararla y madurarla para dejar marchar a nuestro ser querido cuando llegue el final de su recorrido?. ¿Cómo crees que lo abordaría la persona que le está tocando vivir su tránsito?. Con Amor sin duda y es sólo desde ahí, cuando cada uno coopera con lo mejor que tiene. Su entrega sin miedo, Su entrega con Amor, su entrega sin límites.
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