Una familia reconstituida es aquella en la cual, uno o ambos miembros de la pareja actual, proceden de uniones anteriores y aportan al menos uno de ellos hijos o hijas a la nueva unión, con independencia del estado civil que ostenten.

En psicología decimos que para que el amor fructifique, son necesarias dos cosas, en principio la emoción que sea común y una a las personas, es decir, “El Amor”. En segundo lugar, que ambos miembros tengan la misma “Necesidad”, es decir, establecerse como pareja estable. Nada se dice hasta aquí de otras cuestiones como las habilidades en la comunicación y aquellas que hacen referencia a la gestión de las emociones humanas y a la gestión de conflictos intra e interpersonales. Habilidades todas, absolutamente todas; necesarias para que una relación de pareja madure y se convierta en altamente fructífera y satisfactoria.

El Centro de Atención Integral a la Familia “Onoba Aestuaria”, tiene programas de Información, Orientación, Asesoramiento y Terapéuticos para las parejas que en estas circunstancias se aventuren a vivir, crear y creer en las segundas oportunidades, integrando a “estos terceros” en la relación de pareja. Nuestros hijos e hijas.

A ellos, les digo que una nueva familia, implica una nueva reestructuración de lo conocido, nuevos hábitos y rutinas que pasan por respetar y legitimizar a cada miembro.

Estructurar lo nuevo, implica reestructurar lo antiguo, reestructurar esquemas, concepciones, emociones, estructuras y funciones, pasando por la legitimación de todos los miembros para que sientan cada uno a su nivel, que cada cual, tiene su espacio y su reconocimiento en la nueva organización.

Es sin duda una tarea difícil y una ardua batalla, durante la cual, en más de una ocasión estaremos tentados en desistir, abandonar y optar por la ruptura con la persona a la que amamos. 

Si te encuentras en este momento, párate y piénsalo, pues muy probablemente, ya hayas aprendido, que las oportunidades en la vida, no aparecen espontáneamente y merecen ser vividas en plenitud.